Raskid nakon dve godine duge veze
Mariano Martínez sin Luisana Lopilato
Rompió su noviazgo de casi dos años.
Y finalmente, las perdices de este cuento quedarán en el freezer. Tantas especulaciones e intentos ha tenido la historia de la Humanidad para la definición del amor y sus mecanismos, como causas la separación de una pareja que, hace apenas nueve meses, se juraba amor eterno. Mariano Martínez (28) y Luisana Lopilato (18) están separados, y según quienes los conocen “es un caso sin retorno.”
Las primeras páginas relatan un encuentro en la misma Isla de CARAS. Noviembre 2004, Angra dos Reis, aire caliente, algún bungalow de por medio y caminatas solitarias bajo la luz de la luna. De aquellas que piden a gritos precisa compañía. Y aunque allí se conocieron, no fue hasta enero de 2005 que llegaría el primer beso. Mamá Bety acompañaba a una hija que aún no había alcanzado la mayoría de edad y, a la distancia, Mariano asimilaba el final de su romance con Marcela Kloosterboer.
Existe algo inevitable en el paso por la Isla: la conexión con la más básica Naturaleza. Y si a eso se le suma la revolución hormonal que impulsa la primavera, los resultados pueden ser tan letales como previsibles. Como un macho más de cualquier especie, Mariano desplegó los rituales de conquista: sonrisas que buscaban complicidad, miradas que esquivaban la vigilia de Bety, y hasta pasos de capoeira en una noche de fiesta. Pero ninguno de esos intentos sería tan efectivo como el de la mañana en el que Luisana se despedía. Como no bastó la charla que sostuvieron en el muelle hasta el amanecer, Mariano montó un jet-ski para impresionar a la actriz que viajaba en la barcaza hasta la orilla continental. Las piruetas sorprendían a la joven, alertaban a la madre y mareaban a Martínez, quien en su afán de seductor, estrelló la moto de agua en la proa del transporte. “Accidente con suerte”, de seguro pensó Bety, y aún no imaginaba qué tanta.
Consiguió su teléfono, y entonces la llamó al llegar a Buenos Aires. Después de reírse un rato de ese último momento en Angra, concretaron un cita, pretendiendo el mayor de los secretos. Pero, “R-way” y “Son amores” eran dos éxitos pesados que hicieron ineludible el foco del país sobre sus pasos. “Pegamos muy buena onda, pero no estamos de novios”, decía Luisana por ese entonces. Y acerca de cómo debería de ser su hombre, respondía: “Quiero tener al lado a alguien que me trate bien, que sea dulce y cariñoso. No me gusta que me hieran y rompan mi corazón”. Simultáneamente, y en un intento por definirse, Martínez admitía: “De tan apasionado que soy, puedo llegar a perder la razón”.
“Al principio se divertían estando juntos –comenta hoy un amigo de la pareja–, pero no tardó en notarse la diferencia de edad.” Aunque jamás hayan planteado la posibilidad de una convivencia, Luisana pasaba mucho tiempo en casa de Mariano, en Colegiales. “Enseguida comenzaron los roces, las escenas de celos, y los caprichos de Lu –agrega el mismo allegado–, es que se trata de una adolescente, y eso es lógico.” A la vida normal de una pareja se sumaban largas horas de ensayos, grabaciones y clases de esgrima. “Acepté porque pensé que sería una idea divertida”, decía Luisana al recibir la propuesta de trabajar junto a su novio en “Alma Pirata”. “Somos grandes compañeros y tomamos el trabajo con mucha responsabilidad. Separamos los tantos, eso está muy claro para nosotros.” Mientras, en los estudios Pampa, el resto del elenco comentaba: “Si no los conociéramos, jamás hubiéramos sospechado que están enamorados”.
Verano 2006. “Mariano me impresionó con el anillo”, alardeaba Luisana exhibiendo la pieza de plata en un parador, que promocionaba, sobre una playa en Mar del Plata. Días después, Martínez se sumaría a la familia Lopilato en su casa de Las Toninas y las sortijas develarían: Mariano y Luisana se habían comprometido. Así fue, faltando pocos días para el 15 de diciembre de 2005, fecha del cumpleaños número 28 del actor. La pareja había vivido la íntima ceremonia en el reservado más apartado de un restaurante de Puerto Madero. “Se juraron amor eterno, y hasta habían puesto fecha de boda para 2007”, comenta una de las amigas de la actriz.
Como un desafortunado, pero para nada imprevisible bumerán, los caprichos regresaron y con ellos las escenas, los planteos y los celos que tanto irritaban al actor. “Mariano ha tocado fondo –confiesa uno de sus mejores amigos–, esto no se trata de terceros, sino de hartazgo de vivir las mismas situaciones una y otra vez.”
Promediaba el año cuando la propia Cris Morena anunció oficialmente que el actor Nicolás Vázquez reemplazaría a Martínez en el elenco de su producto “Alma Pirata”. Incompatibilidad de opiniones con las autoridades de la tira, habría sido la explicación por la cual Mariano decidió abandonar el programa. Mientras tanto, Lopilato argumentaba: “No queremos llegar a cansarnos de vernos tanto tiempo, es que fuera o dentro del ámbito de trabajo estamos todo el tiempo juntos”.
El director dijo “corten” a la última toma de la última escena del actor en la novela, y Martínez ya embarcaba hacia las playas de Buzios en compañía de sus hermanos. “Mariano necesitaba tomar distancia, y un poco de cambio de aire le hizo muy bien -relata uno de sus amigos recordando ese momento–, no manifestó malestar mayor en su relación más allá de los planteos posesivos de Luisana.” De regreso, decidió visitar la nieve de Bariloche, otra vez, sin su prometida. Pero antes y frente al espejo, él mismo se cortó el pelo. Dicen que se trató de una necesidad personal de cambios inmediatos.
A la fecha, han pasado ya diez días sin el mínimo contacto. “Se sacó el anillo”, dijo un allegado a Mariano. “Está recluida, y no deja de llorar”, reveló una persona del equipo de “Casados con hijos 2”, en donde Luisana interpreta a Paola Argento.
Mientras el tiempo hace lo suyo, Martínez busca distracción tomando clases de canto y concentrándose en dos nuevos emprendimientos que lo liarán nuevamente a Pol-ka, la productora que lo disparó a la popularidad: su participación en dos capítulos de “Mujeres asesinas” y la concreción de su papel en una telecomedia en la que interpretará a un no vidente, junto a Osvaldo Laport.
“Para quienes lo queremos, nos cuesta verlo así –comenta un amigo de Martínez–, está triste y del tema ya no habla. Después de todo, es el estado lógico de alguien que tenía planes de pareja a largo plazo. Sea como fuere, siempre es duro afrontar el final de una relación.”